Rosácea: qué es y cómo afecta a la piel

La piel es el órgano más grande del cuerpo, de ahí la importancia de cuidarla adecuadamente. Además, es la encargada de protegernos del medio ambiente, aislarnos del calor y ayuda a regular la temperatura corporal.

Y aunque a menudo se desconoce, la piel también sufre distintos tipos de enfermedades, entre las cuales se encuentra la rosácea.

La rosácea es una afección de la piel que provoca enrojecimiento y la presencia de vasos sanguíneos visibles en el rostro. Este enrojecimiento suele empezar en la parte central de la cara y tiende a empeorar con el tiempo.

Deshacerse de la rosácea es muy complicado, ya que es una enfermedad crónica de la piel que tiende a reaparecer.

Algunos estudios sugieren que la afección cutánea se produce como resultado de una función anormal del sistema inmunitario. También se sospecha que ácaros, como el Demodex, puedan estar implicados en el desarrollo de la rosácea.

La rosácea puede manifestarse de distintas formas. Se localiza mayormente en la región del centro facial, es decir, en la zona de la nariz, las mejillas y la frente, pero, también puede afectar a los ojos y otras partes del cuerpo como cuello y pecho.

En los hombres la rosácea se caracteriza, a diferencia de las mujeres, por una nariz bulbosa, enrojecida y con pequeñas venas.

¿Quién puede tener rosácea?

La rosácea afecta a más de 45 millones de personas de todo el mundo, de los cuales, en torno al 10% son de piel clara. Además, las pieles con rosácea pueden ser tanto secas como grasas.

Esta enfermedad cutánea es hereditaria, hasta un 40% de las personas que la sufren, tiene algún familiar con la misma patología cutánea. 

La mayoría de los casos de estas rojeces en la piel suelen aparecer en mujeres de entre 30 y 60 años de piel blanca. La rosácea afecta incluso a personas que no han tenido anteriormente problemas de acné.

¿Qué provoca la rosácea?:

Hay algunos factores agravantes de la rosácea y de las rojeces que debemos de tener en cuenta, como el calor, el estrés, una dieta inapropiada, el alcohol, el tabaco o la elección de cosméticos inapropiados.

Por otra parte, no debemos olvidar que la alimentación afecta directamente en la salud de nuestra piel. Por ello, algunos alimentos de los que debes prescindir si sufres de rosácea son:

– Bebidas estimulantes y alcohólicas.

– Frutas cítricas o vegetales ácidos.

– Quesos curados.

– Fritos.

– Encurtidos.

También hay que evitar la aplicación de cremas con alcohol y perfume o poner en contacto la piel con agua muy caliente.

Es importante tener en cuenta que los síntomas de la rosácea se acentúan con los cambios de estación y los brotes tienden a darse con más frecuencia.

¿Cómo diagnosticar la rosácea?

A día de hoy, no se ha encontrado una causa directa de la rosácea. El único profesional que puede diagnosticar la rosácea es el dermatólogo.

El Dr. Gabriel Serrano lleva más de 45 años tratando enfermedades como la rosácea, ofreciendo las mejores soluciones para sus pacientes. Es por eso que en la Clínica Dr. Gabriel Serrano cuentan con los tratamientos más innovadores y un equipo médico altamente cualificado y con mucha experiencia. 

¿Cómo reacciona la piel frente a la rosácea?

Las principales alteraciones que vamos a notar en la piel son:

– Enrojecimiento de la piel, ya sea pasajero o permanente.

– Hinchazón.

– Picor y ardor.

– Piel reactiva y sensible.

– Pápulas y pústulas.

Tipos de rosácea:

La rosácea puede manifestarse de distintas formas en la piel, clasificándose de las siguientes maneras:

Rosácea vascular: suele ser una forma de rosácea leve, que provoca enrojecimiento y rubor en la cara.

– Rosácea papulopustulosa: los síntomas se manifiestan en forma de enrojecimiento crónico de la cara, con brotes de protuberancias rojas y amarillas.

– Rosácea timatosa: el síntoma más notable es una nariz roja con la piel muy irregular.

– Rosácea ocular: este tipo de rosácea no sólo afecta a la piel, sino que también a los ojos.

Tratamientos para combatir la rosácea:

A pesar de no haber una solución determinante para la rosácea, sí que podemos reducir todos los síntomas mediante un tratamiento a base de cremas y productos especiales.

La rosácea puede tratarse de varias maneras:

Cremas faciales: para una piel sana y saludable y que además cuente con efecto calmante e hidratante. En Sesderma cuentan con Azelac Crema Facial Hidratante, un producto ideal para el cuidado diario de las pieles reactivas, sensibles y con rojeces.

– Jabones suaves: especialmente aquellos centrados en mejorar las manchas y cicatrices. Al aplicar este producto debemos evitar frotar de forma enérgica la cara.

– Protectores solares: es fundamental el uso del protector solar, así como complementos que cubran la piel del sol.

– Tratamientos orales: antibióticos como la doxicilina, un antibiótico muy eficaz para disminuir los granos y pústulas.

Láseres: si molestan los vasos sanguíneos rotos y dilatados, el tratamiento con IPL puede ser beneficioso para tratar la rosácea. El láser dirige la energía a través de la piel, pero los rayos de luz se centran exclusivamente en las estructuras rojas, en este caso los vasos sanguíneos.   

En la clínica Dr. Gabriel Serrano podrás encontrar tratamientos como la Terapia Fotodinámica con Clorofilina para tratar las pieles sensibles o con rosácea.

En ocasiones se puede confundir la rosácea con el acné, dificultando el tratamiento y la mejoría de la piel.

Impacto psicológico de la rosácea en el paciente

Psicológicamente, la rosácea nos es fácil de aceptar ya que la zona en la que se expone es en el rostro. En ocasiones puede llegar a causar vergüenza y timidez, sobre todo cuando se produce un brote.

La principal consecuencia de la rosácea es el impacto que tiene en la imagen de quien la sufre. Por lo tanto, pedir ayuda psicológica puede ser útil, ya que es una enfermedad de la piel que tiene un impacto directo en cómo nos sentimos con nosotros mismos.

El tratamiento de la rosácea es un reto para los dermatólogos ya que la enfermedad contribuye a una baja autoestima y tiene implicaciones psicológicas importantes.

Es por ello, que es sumamente importante acudir a un especialista en dermatología para tratar lo antes posible esta enfermedad cutánea.