Bruxismo: Lo que debes saber

El bruxismo es una patología que consiste en apretar la mandíbula o rechinar los dientes de forma inconsciente. Se puede producir tanto de día como de noche, pero los casos más frecuentes están relacionados con el sueño, por lo que es más complicado de controlar.

Es un trastorno común, pero a menudo subestimado que afecta a millones de personas en todo el mundo. El bruxismo ocurre tanto en niños como en adultos, pero es más común en personas de 25 a 44 años.

Esta patología puede derivar en desgaste y pérdida del esmalte dental, dolor muscular a largo plazo y cefaleas agudas.

Tipos de bruxismo:

Podemos clasificar el bruxismo según la forma en la que rechinen los dientes, de esta forma, distinguimos entre:

Apretamiento: daña principalmente el cuello del diente.

Frotamiento: daña el borde incisal y oclusal del diente.

Bruxismo nocturno: el paciente no es consciente del problema, ocurre durante el sueño.

– Bruxismo diurno: puede ocurrir en cualquier momento del día, y está asociado a periodos de estrés laboral.

Diagnóstico del bruxismo:

El diagnóstico del bruxismo generalmente se realiza mediante una evaluación clínica realizada por un dentista o por un especialista en trastornos temporomandibulares.

Algunos de los métodos y herramientas utilizados para diagnosticar el bruxismo son:

Entrevista y examen clínico: se recopilará información sobre los síntomas y antecedentes médicos.

Historial dental: el dentista revisará tu historial dental para buscar signos de desgaste dental excesivo, fracturas o astillamientos que puedan indicar la presencia de bruxismo.

Registro de ruidos y movimientos de la mandíbula: se pueden utilizar técnicas de registro para grabar los ruidos de rechinar los dientes durante la noche.

Radiografías dentales: se pueden solicitar radiografías dentales para evaluar la estructura dental y la alineación de los dientes.

Causas del bruxismo:

No existe un origen fijo en los casos del bruxismo, pero sí que hay aspectos que están relacionados, como pueden ser:

– Una inadecuada alineación de los dientes.

– Malos hábitos de sueño y falta de descanso.

– Una mala alimentación.

– Ansiedad y estrés.

Síntomas del bruxismo

A pesar de que algunas personas pueden no presentar síntomas, el bruxismo dental puede llegar a causar:

– Contracturas en la musculatura de la cara y cuello.

– Dolor de cabeza.

– Sensibilidad en los dientes.

– Chasquidos o ruidos en la mandíbula.

– Desgaste de la dentadura.

Es importante destacar que los síntomas del bruxismo pueden variar de una persona a otra, y algunas personas pueden experimentar solo algunos de los síntomas mencionados.  

Efectos del bruxismo negativos

El bruxismo, si no se trata adecuadamente, puede ocasionar varios resultados negativos y consecuencias para la salud como pueden ser:

Desgaste dental: puede provocar dientes desgastados, fracturas dentales, astillamiento o incluso la pérdida de algunas piezas dentales.

Trastornos de la articulación temporomandibular: puede ejercer una presión excesiva sobre la articulación temporomandibular, que conecta la mandíbula con el cráneo.

Dolor facial y mandibular: puede manifestarse como dolores faciales crónicos, sensación de tensión en los músculos faciales, dolor en los músculos del cuello y rigidez en la mandíbula.

Dolor de cabeza y migrañas: la tensión muscular y la presión ejercida en la cabeza y el cuello durante el bruxismo pueden contribuir a la aparición de estos tipos de dolor de cabeza.

Trastornos del sueño: el rechinar de dientes y apretar de mandíbula pueden interrumpir el sueño, lo que puede llevar a la sensación de fatiga y somnolencia durante el día.

Impacto en la calidad de vida: el dolor, la incomodidad y la preocupación por los problemas dentales y mandibulares pueden generar estrés y ansiedad adicionales.

Tratamiento para el bruxismo

El enfoque de tratamiento puede variar según la gravedad del bruxismo y sus causas. Las opciones de tratamiento más comunes son:

Férulas de descarga: férulas dentales personalizadas que se usan durante la noche para proteger los dientes del rechinar y apretar. También pueden aliviar la tensión muscular y mejorar los síntomas asociados con el bruxismo.

– Terapia de relajación y técnicas de manejo del estrés: ya que el estrés y la ansiedad son factores desencadenantes comunes del bruxismo, las técnicas de relajación pueden ser beneficiosas.

Terapia física y ejercicios mandibulares: esto puede incluir masajes, terapia de calor o frío, y ejercicios mandibulares específicos para fortalecer los músculos y mejorar la movilidad de la mandíbula.

Modificación de hábitos y estilo de vida: estos cambios pueden incluir evitar alimentos duros o pegajosos que puedan ejercer presión adicional en los dientes, evitar masticar chicle o chupar objetos como bolígrafos, y evitar el consumo de alcohol y cafeína, ya que pueden empeorar el bruxismo.

Tratamiento dental: en casos graves de bruxismo puede ser necesario recibir tratamientos dentales para restaurar la estructura dental dañada.

Es importante consultar a un dentista o un especialista en trastornos temporomandibulares para que evalúe tu caso específico y recomiende el tratamiento más adecuado para ti.

Aplicación de toxina botulínica como tratamiento para el bruxismo

El Botox funciona bloqueando temporalmente las señales nerviosas que activan los músculos responsables del rechinar y apretar los dientes. Al inyectar pequeñas cantidades de Botox en los músculos de la mandíbula, se puede reducir la fuerza de la contracción muscular y aliviar los síntomas del bruxismo.

Por lo general, los efectos del tratamiento con Botox duran alrededor de 3 a 4 meses, después de los cuales es necesario repetir el procedimiento para mantener los resultados.

La realización de este tratamiento ha de ser evaluado por un profesional médico capacitado, el cual evaluará su caso individualmente y determinará si es un candidato adecuado para este tratamiento.

Echa un vistazo al siguiente vídeo para conocer más acerca de esta condición y cómo aplicar la toxina botulínica para su tratamiento: